lunes, mayo 22, 2006

Sobre el cristianismo, ahora que se ha puesto de moda con El Código Da Vinci


Para empezar, y por llevarme la contraria a mi mismo, ateo yo, comienzo este blog hablando sobre la esencia del cristianismo y su evolución.

Y empezamos con una vista desde la ermita del Santo Cristo, en la cima del Aizkorri, en Gipuzkoa.

Es difícil pensar que una religión, simplemente diciendo que había que amarse los unos a los otros y pocas cosas más, consiguiera crecer, captar adeptos, ser perseguida, sobrevivir y por fin, imponerse con fuerza. ¿Como es posible eso?

Si consiguió conseguir un número importante de adeptos, y hacer que el imperio romano la persiguiera para intentar acabar con ella, cosa que no hizo con otras religiones monoteístas (el judaísmo), no fue por temas religiosos, no fue porque el nuevo Dios compitiera con los dioses romanos, que al parecer además, eran simplemente supersticiones y creencias sin demasiado fundamento, heredados de los griegos, y que permitían una separación clara del poder religioso del proveniente del estado.

Por otro lado, al judaísmo tampoco le importaba que existiera una nueva religión que pudiera competir con él, ya que los siglos de tradición monoteísta no debían preocupar a los sacerdotes judios.

¿Qué ocurrió para que tanto el poder del estado romano como el poder religioso judio intentaran acabar con el cristianismo? ¿Qué ofrecía el cristianismo tan poderoso como para conseguir sobrevivir e imponerse?

Si analizamos la base del cristianismo, se produce un cambio importante en la manera de ver a Dios. Dios pasa de ser el castigador siempre vigilante del Antiguo Testamento a un nuevo Dios comprensivo y que basa su doctrina en el amor que propone Jesucristo. ¿Este cambio es suficiente como para hacer tambalear los dos pilares de la época?

Supongamos una doctrina que se basa en la frase "Haz a los demás lo que quieras para tí mismo" (la famosa frase "No hagas a los demás lo que no quieras para tí", pero contada de forma activa, no pasiva).

Esa frase, en plan positivo, marcará la vida de Jesucristo, y será la base de su doctrina, doctrina por ende muy antigua, pero que retomó el Mesias para si. Y esa base, llevada a la práctica, significa claramente que la voluntad de obrar depende de uno mismo. O lo que es lo mismo, se carga en la esencia la Ley de Dios, y de rebote la Ley Romana. Quien cree en esa doctrina, piensa por si mismo, y desde un punto de vista siempre positivo, basada en el amor a los demás, como a uno mismo, crea su propia ética, su propia ley.

Desde este nuevo punto de vista (retomado posteriormente por los anarquistas, pero en un sentido más materialista, no tan humano) desaparece el poder externo. Ya no hay que obedecer a Roma. Roma queda por debajo de la nueva moralidad. No hay por qué rebelarse contra Roma, pero la ley romana queda por debajo de la nueva ley, la de uno mismo, que puede juzgar qué leyes cumplir de Roma.

Y Dios se hizo hombre. La alegoría de la muerte y resurrección de Cristo es muy clara en ese sentido. Dios muere, y vuelve como hombre. La Ley Divina desaparece con la muerte de Dios, y Dios se hace hombre, la nueva Ley sustituye a la antigua. El nuevo Dios misericordioso es el propio hombre, que ama a sus semejantes y actúa con ellos sin necesidad de obedecer las leyes de Dios.

Esa nueva doctrina de repente desafía al poder del imperio y al religioso judio. Los cristianos ya no tienen por qué obedecer a los dos poderes, y es más, se crea una nueva sociedad, en la que el poder (y el poder más importante es el económico) ya no depende de la ley, sino de uno mismo.

De esta manera, se crea una religión atractiva, que fácilmente gana adeptos, sobre todo entre los descontentos, apareciendo nuevos líderes que son los que llevan más allá la nueva doctrina, desafiando al poder... y entonces comienza la persecución.

¿Cuando consigue imponerse la nueva religión? Simplemente cuando se alía con el poder. Cuando la nueva doctrina alcanza el poder, se vuelve a convertir en una religión con leyes divinas, con Dios, y es hacia el final del imperio romano cuando acaba el cristianismo, apareciendo el catolicismo y otras variantes, pero como religión monoteista típica, con un Dios, unas leyes, y sobre todo, fundidas estas leyes divinas con las civiles.

Dios gana otra vez la batalla al hombre... aliándose con el poder.

4 Comments:

At 3:53 p. m., Blogger Ijon Tichy said...

Bieeeen. Soy el primero.

Pues si se trata de discrepar, solo discrepo de la frase inicial.

Igual es una cuestión de lenguaje, pero te diré que para una persona de mente científica el ateísmo no es una opción razonable. De hecho, para un buen agnóstico, es tan ilógico el ateo como el creyente.

¿Como puedes estar seguro de que no existe algo que no existe? Puedes estar seguro de que no lo has encontrado e incluso de que no sea encontrable, pero ir más allá...

En fin, era una digresión tontuela.

Sobre el tema que nos ocupa, tengo pocas objeciones a lo que expones. Si Constantino no hubiera utilizado en su momento el cristianismo como instrumento político (lo cual ayudó a prolongar la vida del imperio) igual a día de hoy era una religión tan olvidada como el Zoroastrismo.

 
At 11:27 a. m., Blogger Bakaiku said...

Bienvenido a ésta nuestra comunidad.

Dejando a Dios de lado, simplemente deseaba señalar el aspecto terrenal del cristianismo, el cómo pudo llegar a ser una religión aglutinante y conseguir la fuerza suficiente no solo para sobrevivir, sino para imponerse con fuerza, tanto como para que sus integrantes fueran perseguidos.

Pero no creo que fueran perseguidos por creer o no en determinado Dios, verdadero o falso ídolo, sino por la doctrina revolucionaria que predicaba, ya que rompía con la ley, tanto divina como humana que se intentaba imponer como regla social, al crear una ley que partía del mismo individuo, con una única premisa básica, que era el que fuera una ley positiva, o sea, que se hiciera a los demás lo que se pretendía para uno mismo, con la responsabilidad de cada cristiano de ser el propio Dios.

También señalar el fin de la persecución, en el momento en el que se adopta la doctrina como religión por el estado, se universaliza (y se impone) y se vuelve a colocar a Dios en su sitio, volviendo a aparecer las leyes, divinas y humanas, mezcladas, sin separar, y como siempre, de obligado cumplimiento.

 
At 7:55 p. m., Blogger Bakaiku said...

Estimada Mar... creando un poco de polémica... con el tiempo, colgaré mis recetas de cocina.

Un saludo

 
At 8:13 p. m., Blogger una infiltrada said...

Le ha faltado un detalle. El cristianismo no se hubiese expandido sin un Creativo tan bueno y un logo tan exacto. Se lo dice una publicista

 

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