Sobre ETA, después de tantos años con ella...
Como vasco nacido durante los últimos estertores del régimen fascista predemocrático, he tenido que sufrir a ETA desde pequeño.
Y ETA se ha convirtedo a lo largo de la historia de la historia de la democracia en un fenómeno social que ha conseguido marcar los derroteros de prácticamente todos los gobiernos de nuestro país.
Pero realmente... ¿Qué es lo que quiere ETA? El ideal de ETA es una Euskadi independiente y con una economía basada en el socialismo, pero un socialismo muy sui generis.
Lo que al principio era una organización marxista, fue poco a poco evolucionando hacia un comunismo un poco especial que se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, manteniendo la esencia comunista inicial.
Debido (e independientemente) al éxito conseguido por las cooperativas guipuzcoanas sobre todo las del Grupo Mondragón, se pensó en que el control del capital del entramado empresarial podría estar perfectamente en manos de los trabajadores, en ese ideal socialista y solidario en el cual desaparece el malvado capitalista.
Y que el problema de la falta de iniciativa empresarial de los sistemas comunistas clásicos se vería compensado por la iniciativa nacida de los trabajadores socios de la cooperativa, que tan bien funciona en Euskadi, y que esa podría ser la base económica (así como nuestros baserritarras) de esa Euskadi ideal e independiente.
Se obvia el hecho de que las cooperativas son rentables y competitivas porque actúan en un entorno económico capitalista, y que son cooperativas, pero que tratan a los proveedores y trabajadores subcontratados como una empresa mercantil más (con rasgos además de impersonal multinacional) y que la riqueza creada por los bancos cooperativistas viene dada por actuar en un entorno capitalista, que los supermercados funcionan debido a los pagos aplazados (gracias a la financiación de los bancos, capitalistas ellos), etc.
Sobre el ideario socialista e independentista se podría hablar y criticar mucho, pero al final, lo que interesan son los hechos y realidades.
Funcionamiento del entorno ETA-HB
Las organizaciones comunistas clásicas funcionan mediante unos líderes o cúpula visible que organiza la estrategia o camino a seguir, en función del pensamiento de las bases. El problema que surge en estos sistemas es que las bases generalmente actúan como una masa aglutinada alrededor de un ideario comunista básico, y la cúpula no puede tomar ninguna decisión que contradiga a las bases, las cuales, a su vez, como actúan como una masa, no son capaces de transmitir ningún cambio de pensamiento a la cúpula, convirtiéndose en un círculo vicioso sin salida.
El entorno abertzale funciona de una manera muy clásica. La cúpula es la que dicta las estrategias de funcionamiento, y basa estas estrategias en lo que deciden las bases. En principio se trata de una organización "presuntamente" democrática, en la cual no se toma una decisión que no provenga del pensamiento que a través de asambleas, deciden las bases.
Pero la estructura es muy rígida. Nadie en las bases es capaz de salirse del pensamiento oficial. Quien discrepa, es expulsado además con los deshonores de ser un traidor... y los traidores lo pasan realmente mal. Por tanto, es imposible la evolución en las bases.
Y ahí es donde entra la cúpula. La cúpula, en función del pensamiento (inamobible) de las bases, es la que dicta la estrategia, estrategia destinada a conseguir los objetivos que marca el pensamiento básico comunista que antes hemos comentado.
¿Y cuales son esos objetivos? La aternativa KAS es la que dicta, en su propio nombre, el pensamiento básico alrededor del que gira la organización. Koordinadora Abertzale Sozialista, o lo que es lo mismo, Coordinadora patriota socialista. Euskadi y Socialismo.
¿Y como se alcanzarán esos objetivos? Mediante dos acciones principales: la acción política y la acción armada.
La lucha armada persigue dirigir y allanar el camino a la acción política, mediante el chantaje y mediatización que trae consigo el asesinato y la amenaza. Esta lucha armada ha evolucionado a lo largo de los años.
Primera época: La desestabilización de la democracia y la consolidación de la base social.
Durante los primeros años de ETA (m) después de la disociación producida con la muerte de franco entre los polis-milis y los más radicales de ETA-militar, el objetivo principal fue atacar la democracia, intentar desestabilizarla, con el fin último de negociar la posible independencia de Euskadi mediante el chantaje de decir "si quieres democracia, danos lo que pedimos".
Durante esos años, los ataques al ejército y a las fuerzas de seguridad fueron constantes. Se pretendía una involución, o más que nada, una amenaza de involución.
Además, se perseguía una represión en Euskadi que acercara a adeptos a la causa, o sea, fortalecer las bases mediante la entrada de gente nueva en Herri Batasuna.
En esa época surgió la "Alternativa KAS", que marcaba el pensamiento básico de la organización, nacionalismo y socialismo.
Éstos fueron los años dorados de HB, cuando más votos consiguió. Por un lado, se atentaba contra la policía nacional y la guardia civil en Euskadi (y contra el ejército en España), y luego se convocaban manifestaciones reivindicando los derechos de Euskal Herria en las zonas habituales de la juventud por la tarde y noche.
La policía nacional reprimía ferozmente las manifestaciones ilegales convocadas, y coincidían los disturbios en lugar y hora con el "poteo" de los jóvenes de cualquier capital o pueblo medianamente grande en Euskadi, con lo que se conseguía la simpatía de la juventud, que sentía esa "represión".
Sin embargo, esta captación de votos alcanzó su máximo con 300.000 votos, insuficientes, y la involución democrática se empezó a ver cada vez más lejana, con lo que empezó a ser necesario variar la estrategia.
Interperíodos: La tregua de ETA y el pacto de Lizarra
El entorno abertzale de Herri Batasuna, al mantener esa estrategia de captación de simpatías, necesitaba separarse del resto de las opciones políticas. Los nacionalistas del PNV burgués y español eran blanco de sus iras, así como los "cipayos", la policía autónoma, al servicio del PNV y de Madrid, donde gobernaba el PSOE, al que el paso por Interior de Barrionuevo, Vera o Corcuera, ineptos sin ideas que se empezaban a relacionar con el GAL y con la corrupción generalizada, no le había ayudado.
Las relaciones entre el GAL, Intxaurrondo, Amedo y Dominguez, y el ministerio del interior, minó las posibilidades de una salida negociada a la banda terrorista, y además, el secuestro de Segundo Marey, el asesinato de Muguruza, de Lasa y Zabala y otros hechos, en vez de minar el entorno etarra, lo fortalecía por el victimismo que producía. Sin embargo, el conflicto se enquistaba en posiciones inamobibles y cada vez más alejadas y sin posibilidad de mejorar. Además, el GAL quizá apaciguaba los deseos de venganza de algunas de las víctimas, y la involución democrática ya parecía imposible.
Fue entonces cuando se varió la estrategia de la banda. Se cambió la tipología de la víctima. Se comenzó a atacar la base de la democracia en Euskadi y en España, atentando contra políticos, pero selectivamente. Se inició un chantaje en "segundo plano" (ataques a batzokis, a la Ertzaina, extorsión a empresarios) hacia el nacionalismo democrático y a su vez, un ataque fuerte hacia líderes políticos no nacionalistas (asesinatos de socialistas y populares, e incluso el atentado frustrado a Aznar).
¿El objetivo? Subyugar a los nacionalistas, por la amenaza por parte del entorno abertzale por un lado y mediante el aislamiento por parte de las fuerzas políticas no nacionalistas.
Y el nacionalismo democrático, aislado, reaccionó con el pacto de la tregua de ETA a través de los acuerdos de Lizarra. ETA, después del asesinato de Blanco necesitaba aire, y ese brutal asesinato había sido utilizado por parte de los que luego se llamarían "constitucionalistas" para crear el "foro de Ermua", con el velado interés de ahogar al nacionalismo.
La salida del PSE del gobierno vasco puso además contra las cuerdas al PNV, que veía que podía perder el poder, y el pacto de Lizarra, además de un giro hacia las posturas más nacionalistas del PNV, le supuso también una entrada de aire.
El PNV abandonó las posturas moderadas que sobrellevaba con Ardanza, y pasó al nacionalismo reivindicativo de la era Ibarretxe. Se rompió el pacto de Ajuria Enea, y nuevos tiempos soplaron para ETA.
Segunda época: La ruptura de la tregua, la ruptura social
El pacto de Lizarra supuso una ruptura social importante. El PNV se alió con EA, y HB entró en el gobierno vasco. ETA no mataba pero marcaba la política vasca, donde la reivindicación nacionalista, hasta entonces latente, ocupaba el primer plano de las actuaciones del Gobierno Vasco.
A su vez, PSE, en manos de Redondo Terreros, y PP se quedaban aislados en la política doméstica. Se pactaban nuevas cotas de autogobierno a través del poder de los municipios y las diputaciones, buscando huecos legislativos, obviando o ignorando al gobierno central, del PP, al que se le ofrecía el caramelo de acabar con la violencia de ETA.
Pero ETA, cuando vió el tema maduro, rompió la tregua, comenzó a matar. Y PP y PSOE, en vez de intentar volver a recuperar Ajuria Enea, pacto en el cual el PNV quería llevar el protagonismo (ya que daba el protagonismo en la lucha contra el terrorismo al gobierno vasco) decidieron seguir otros derroteros, basados en la Constitución, derroteros en los que no entró el PNV ni por supuesto EA.
Y ETA matando concejales del PP y del PSOE preparó la fractura social. O eras nacionalista o constitucionalista, dos posturas sin ambigüedades, sin fisuras e irreconciliables. Ya no se hablaba de la violencia de ETA, sino de la violencia nacionalista.
¿El objetivo? Ganar las elecciones en Euskadi con un pacto de gobierno PP-PSOE, similar al que existe aún en Alava y en Vitoria y San Sebastián.
Pero la apuesta la ganó ETA. Los nacionalistas ganaron las elecciones en una participación multitudinaria. El gobierno vasco fue nacionalista, pero la ruptura social estaba servida. ETA había ganado la batalla. Ya no se hablaba de ella, las manifestaciones que se hacían no eran ya contra ETA sino de una parte de la sociedad contra la otra.
Los motivos del fracaso de esta tregua de ETA estuvieron en el hecho de que se enfrentaba el nacionalismo vasco al español del PP. Estas dos posturas enfrentadas eran irreconciliables, era imposible la negociación, y el acoso al nacionalismo ya había comenzado. ETA era consciente del fracaso de la tregua, pero consiguió enfrentar al nacionalismo contra el "constitucionalismo". En realidad, no había nada que negociar con el gobierno español. O sea daba la independencia a Euskadi, o se seguía matando... y se siguió matando.
Tercera época: El cambio en el PSE
En el PSE se vió que la situación se enquistaba, y se decidió a cambiar. En Cataluña, el cambio hacia posiciones nacionalistas les había ido bien, y se persiguió lo mismo, con Patxi López en Euskadi. La cúpula del PSE cambió, saliendo Redondo Terreros, que había cosechado la mayor debacle electoral del PSE de su historia, y se optó por un acercamiento paulatino al nacionalismo.
Y ETA actuó en consecuencia. De repente, filtró la reunión de Perpignan con ERC, parte del Gobierno Catalán, y al poco tiempo del escándalo decretó una tregua en Cataluña, poniendo al PSOE contra las cuerdas.
El guiño lanzado con esa tregua era claro. O bien el PSOE rompe con ERC, y por tanto, se rompe el gobierno catalán, quedando Cataluña en manos nacionalistas (CiU-ERC) trasladando el conflicto a Cataluña, y sobre todo, la fractura social conseguida en Euskadi, agrupando a todas las fuerzas nacionalistas en un bando, aunque ellas no lo pretendieran, o bien el PSOE sigue con ERC, y se traslada la fractura social a España entera, poniendo al PSOE del lado del PNV, ERC... y ETA.
Y el PSOE optó por la segunda de las opciones, dejando al PP solo en el bando de "los buenos", cosa de la que se aprovechó con creces. Ahora resultaba todos, excepto el PP, estaban en el bando de ETA. ETA había conseguido su objetivo, llevar la fractura social existente en Euskadi a España entera.
¿Cual era el objetivo de esa fractura social? Derrotar al enemigo, al PP. Lo que se consiguiera contra el PP sería aplicable a cualquier gobierno. Si el PP actuaba aislado contra ETA, si se conseguía que todas las fuerzas políticas reclamaran al PP un proceso de paz, si conseguía que todas las opciones para acabar con la violencia del PP se agotaran, se conseguirían los objetivos perseguidos por ETA.
El camino estaba marcado. El PP enfilaba las elecciones de 2004 con un mensaje claro. ETA estaba contra las cuerdas y si conseguía sobrevivir era gracias a los nacionalistas, a los que pactaban treguas en Cataluña y a los que gobernaban en Cataluña con los que pactaban con ETA. El PP estaba solo, pero tenía la sartén por el mango, e iba camino de repetir legislatura.
Si hubiera ganado, se hubiera enfrentado a todos, y con ETA con capacidad de matar (matar es muy fácil), con su política antiterrorista agotada hubiera tenido que ceder al final ante el enquistamiento de las posiciones y el tener a todos enfrente. O eso era lo que pretendía ETA con su política de fractura social.
Un hecho inesperado: Las elecciones de 2004
Debido a los acontecimientos del 11 M y a la entrada en el tablero del terrorismo islámico, y al cambio de gobierno, se dió al traste con el trabajo anterior.
Ahora la fractura social no tenía validez, ya que gobernaban los del bando que debía reivindicar, no los de la postura inflexible, y si el PSOE tomaba una postura de arropamiento del nacionalismo, así como de postura firme contra ETA, la fractura social, muy débil aún en España, desaparecería, y quedaría en segundo plano en Euskadi, por lo que el trabajo anterior se quedaría sin resultados.
Por otro lado, el brutal atentado islamista hizo que los ánimos de la gente hacia el terrorismo salieran del adormecimiento que 40 años de violencia dosificada habían conseguido. Un atentado con víctimas mortales quizá consiguiera resultados no apetecidos. La prueba estaba en que dos militantes abertzales habían muerto durante los días posteriores al 11 M y nadie les hizo caso.
ETA se presentó en una encrucijada, pero necesitaba volver a tomar protagonismo, y probó a hacer atentados pequeños, sin víctimas, con cierta timidez, a ver que pasaba.
Y volvió a tener suerte. Ya que mientras el PSOE empezó a alardear de la lucha antiterrorista, a la disminución de la crispación, y a la ausencia de víctimas, el PP se aferró a la idea de la supuesta debilidad de ETA gracias a su política antiterrorista.
La versión del PSOE... ETA no mataba porque había comprendido, después del 11 M, que la violencia no consigue nada, y que con talante todo se arregla.
La versión del PP... ETA no mataba porque estaba débil gracias a la eficaz política antiterrorista de Aznar, y que la debilidad del PSOE estaba haciendo que cada vez ETA creciera en intensidad en los atentados.
La realidad es que el pensamiento del PSOE estaba en otro lado, y ETA jugaba ambiguamente a crear fractura social en España...
Toma de posiciones pretregua: Las últimas elecciones vascas
De repente, y como de milagro, Batasuna permite en el parlamento de Vitoria aprobar el plan Ibarretxe, y los pardillos del PNV corren a presentarlo a Madrid. Como es lógico, el plan es rechazado, e Ibarretxe vuelve a Euskadi con su estrategia preparada.
Convoca elecciones en Euskadi, pensando en ganarlas por mayoría absoluta, como indicaban los sondeos. El siguiente paso, pasándose por la entrepierna la ley, convocar un referendum sobre el mismo en Euskadi, y pasar esos resultados a Madrid.
La condición previa, el abandono de las armas por parte de ETA. Así se conseguía legitimar la reivindicación nacionalista, y de paso, ganar el punto de haber conseguido "desarmar" a ETA. El PNV asumía todas las reivindicaciones nacionalistas de ETA, a cambio de que ETA dejara las armas, y con el referendum, pretendía ir a pedir sopitas a la comunidad internacional. "Mira, ya no hay violencia en Euskadi, la mayoría de la población vasca quiere ser independiente, o como mínimo, un estado libre asociado, y estos españoles, que son más malos que ni sé, no nos dejan".
Pero el PSOE, que ve clara la jugada, deja entrar en el juego a ETA, que también ve clara la jugada del PNV. Deja que se presente a las elecciones HB bajo el nombre de EHAK. Y encima, inicialmente le sale bordado.
PNV-EA-IU consiguen los mismos escaños que PP-PSOE. El gobierno vasco queda bloqueado. Decide únicamente EHAK. Sin EHAK en el gobierno vasco, Euskadi inicialmente parece ingobernable por la paridad de fuerzas, y ahí entra en juego el PSE con el Plan Patxi.
La idea es sencilla. En el PNV internamente ha ganado las elecciones Imaz, que está más por la labor de ser prácticos y salir del aislamiento respecto al gobierno central al que ha sometido a Euskadi Ibarretxe, del derrotado sector Egibar-Arzalluz.
El PSE cree que el PNV romperá con EA, que además, no aporta nada, y creará un gobierno estable con el PSE, dejando al PP de lado, que tampoco aporta nada, y actuar "a la catalana", con un nuevo estatuto pactado por la mayoría de las fuerzas políticas (PNV-PSE-EA-IU), apoyado por ETA a través de EHAK, estatuto que acabara con la violencia, y con las pretensiones nacionalistas del PNV.
El PSOE afrece mucho al PNV. Vitoria para el PSE, quitando al PP, que desaparecería también de la diputación alavesa, la cual pasaría a manos del PNV... y sobre todo, un nuevo estatuto que se aprobaría en Madrid, como el catalán, contra viento y marea. A cambio, el protagonismo de acabar con ETA para Zapatero...
Pero ETA actúa y permite un gobierno vasco nacionalista con el voto de EHAK, vuelve a recuperar el control que se le estaba escapando de las manos. Ahora, mediante el acoso al PNV (atentados en Getxo y ataques a batzokis) y la amenaza de romper la estabilidad del gobierno vasco, comienza una nueva estrategia. Pretende obligar al PNV a realizar el famoso referendum, pero sin el cese de la violencia previo, lo cual legitimaría el uso de la violencia para conseguir la independencia...
La tregua: ETA juega con ventaja
ETA se presenta de repente, por el movimiento de todas las fuerzas políticas, en una situación privilegiada para negociar, o como mínimo, para sobrevivir. Con el PNV cogido de los huevos, el PSOE sin baza que jugar y el PP con la única baza del terrorismo como opción para ganar las elecciones de 2008.
Y plantea un "alto el fuego permanente". La idea, sencilla. Se negocia lo que se quiere negociar, con la famosa mesa de partidos en la cual el PNV y los nacionalistas van a dar legilimidad y volumen a las reivindicaciones de ETA, y en caso de fracasar las negociaciones, ETA volverá a matar, volverá a romper la tregua (y van...), con la justificación de siempre, o sea, la reivindicación nacionalista, esa en la que no están dispuestos a hablar "los de Madrid".
Y todos se presentan a negociar con ETA con un paso perdido. El PNV, con el gobierno vasco pendiendo de un hilo. El PSOE, a sabiendas de que un atentado de ETA podría ser un arma muy poderosa en manos del PP, y el PP... sin nada que perder, a esperar. ETA tiene la sartén por el mango en esta negociación.
Y ETA reivindica autogobierno y territorialidad.
¿Y qué se le ofrece de momento a ETA? Por supuesto, nada, lo cual es frustrante para una organización terrorista, que después de 40 años, se encuentra como al principio, o sea, ilegalizada y sin independencia ni socialismo. ¿Se legaliza a HB? Pues entonces volvemos a los logros de... 2002, o sea, que sigue como al principio.
¿Por qué, después de 40 años y seguir como al principio, ETA se va a rendir sin más ni más?
El futuro: Cambio de manos del mango de la sartén
A poco que analicemos como funciona ETA y el por qué de su éxito y su supervivencia, llegamos a la conclusión de que esa supervivencia se debe a dos motivos:
1) A la utilización política de la violencia.
2) A una importante base social.
Para acabar con ETA es necesario acabar con alguna de las dos causas de su supervivencia. Si se consigue que la violencia no pueda tener rendimiento político, se conseguirá acabar con ella. El pacto por las libertades inicialmente perseguía ese objetivo, o sea, que ni PSOE ni PP utilizaran la violencia de ETA para obtener rédito político propio, ya que ese rédito político propio conseguiría dar más rédito político a ETA, pero al utilizar ese pacto en contra del nacionalismo, solo se consiguió dar alas a ETA, que poco a poco trasladó el conflicto a la calle, consiguiendo la ya comentada fractura social en Euskadi, que se trasladó a España entera.
Por otro lado, el intento, mediante la ley de partidos, de acabar con la base social ilegalizando Herri Batasuna y la chapucera lucha política contra el entorno de ETA (cierre de EGIN y apertura de GARA, múltiples encarcelamientos de la Mesa Nacional, y las acciones en general del juez Estrella) solo consiguió la respuesta del nacionalismo y el fortalecimiento del entorno social de Herri Batasuna.
Además, ahora, después de la desastrosa lucha antiterrorista de Aznar, y el fracaso del Plan Patxi, ETA se planta ante una tregua con ciertas ventajas.
1) Tres puntos de vista distintos enfrentados en la lucha contra ETA, la postura del nacionalismo, la del PSOE y la del PP.
2) Posición predominante sobre el nacionalismo vasco, atrapado por EHAK en el parlamento vasco.
3) Posición predominante sobre el PSOE, al que un atentado le podría costar las elecciones de 2008.
Y es el turno de actuación del PSOE, que debe recoger el mango de la sartén, y el señor Rubalcaba puede perfectamente hacerlo, es lo suficientemente inteligente y sabe jugar lo suficientemente sucio como para convertir en una ventaja esta partida que comienza con desventaja.
¿Qué debería hacer?
Muy sencillo: ETA reclama territorialidad. Pues se plantea, sin miedo, un referendum en Navarra para ver si desean unirse a Euskadi en una misma comunidad autónoma. Y paralelamente, a través de la mesa de partidos que reclama Batasuna, se pacta un nuevo estatuto de autonomía para Euskadi, pactado por todos los partidos vascos, incluído HB y a poder ser, el PP.
Es atrevido, pero sencillo. En el referendum en Navarra, previsiblemente salga que los navarros quieren seguir solos. ETA deberá aceptar el resultado. Y en caso contrario, tampoco hay tanto problema, significaría que los navarros se consideran vascos por mayoría.
Y el nuevo estatuto, será consensuado por todos, no solo por el nacionalismo, como el plan Ibarretxe. ETA deberá aceptar ese estatuto.
Y ahí es donde la sartén pasa a manos del PSOE. Lo que se pacte, deberá ser refrendado por el pueblo, en referendum. Si lo pactado no lo acepta ETA, se estará a un paso de romper la base política de Herri Batasuna, será su propio fracaso y el principio del fin de ETA, ya que sin base social... poco futuro le queda.
¿Y por qué ahora es posible romper la base social de ETA? Sencillamente, porque hasta ahora, desde la anterior tregua, se había sentido arropada por el nacionalismo, y con un enemigo en frente que presentaba una posición cerrada. Al no haber habido ninguna negociación, ETA podía mantener de cara a las bases una reivindicación nacionalista, reivindicación asumida por la "mayoría de los vascos" y contraponer a la misma la cerrazón del "estado opresor español". Con un nuevo estatuto, con el que esté de acuerdo el nacionalismo vasco, se le acabó la reivindicación nacionalista, y con el referendum en Navarra y la aprobación de ese nuevo estatuto, se acabó la cerrazón del "estado opresor español".
El entramado social de Herri Batasuna podrá ser derrotado y asimilado por el nacionalismo, al asumir sus reivindicaciones, como pretende el PNV, y ya no habrá enemigo al que doblegar, con lo que los rescoldos de ETA podrán ser eliminados rápidamente.
Además, la errónea postura del PP, que se está equivocando (nunca había imaginado Zapatero que hubiera tenido una oposición tan sencilla de acallar) focaliza al enemigo de ETA en ellos, quedando el PSOE con las manos libres para actuar.
A ver si aciertan, y consiguen derrotar a ETA, de una vez por todas, con inteligencia y astucia... si ese es su objetivo, claro.
Además, después de los últimos actos del juez Grande Marlaska contra Otegi y compañía, el aviso está claro, se os está perdonando la vida, en caso de fracaso, además del ataque a la base social de Batasuna... todos a la cárcel.
Esta vez, si lo hace bien, el que no se juega nada en esta tregua, es Zapatero, que tiene mucho que ganar y poco que perder.
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