martes, junio 16, 2009

El Gran Hermano que nos vigila...

Llevamos un par de legislaturas en la que la aparición de ciertas normativas "sociales" empieza a ser preocupante. Poco a poco nos van regulando la vida... con cierto componente perverso...

Se ha regulado el tabaco. Ya no se permite el fumar en determinados lugares, se protege al no fumador frente al que contamina su espacio vital con el tabaco, era algo necesario, ya que algunos restaurantes, algunos viajes en autobús, se convertían en insoportables, pero... lo que en principio debería ser tan solo una simple regulación, coge tintes inquisitorios. La ley del tabaco se convierte en una persecución al fumador, se le criminaliza. El fumador se convierte en un apestado social.

Se ha hecho una nueva regulación de tráfico, una nueva legislación en la que se mantiene la normativa existente, pero se trabaja con el fin de que se cumpla. Era necesario, ya que las carreteras estaban dejando una sangría de muertes insostenible, pero... directamente al que no cumple las normas se le trata como un delincuente, se le mete en la cárcel, y no sólo eso, sino que se le saca en las televisiones, se le juzga y se le castiga. ¿Tan grave es conducir un BMW a 200 km/h en una autovía en solitario? Parece ser que sí, que la persona que lo hace es un asesino en potencia, un delincuente antisocial cuyo sitio es directamente la cárcel.

Se ha regulado la vida familiar con determinadas leyes. La Ley de violencia de género, la ley de dependencia, la ley del aborto. Son regulaciones necesarias, importantes. Son muchas las mujeres que mueren a manos de sus parejas, miles de niños maltratados, pero... ¿nadie ha discutido nunca con su pareja? ¿ningún hijo ha necesitado un bofetón? ¿puede tu hija tomar la desición de abortar sin siquiera comentártelo? ¿sólo hay un modelo de educación que es lo "políticamente correcto"? Si discrepas, si tu forma de ser no es la que marca la sociedad como la correcta... tu lugar es el ostracismo, el quedarte sin casa, sin familia, sin amigos... el desaparecer...

En resumen, se nos está regulando la vida hacia un modelo, una actitud que sea políticamente correcta, igualándonos con las minorías (la ley del matrimonio homosexual, o ciertos aspectos de la ley de igualdad, por ejemplo), minorías que si se llaman precisamente minorías es por el componente diferenciado que tienen.

Esa regulación estatal de nuestras vidas llega al extremo ya en el caso del mundo laboral, donde el empresario se ha convertido en el culpable de todos los males, donde el empresario es un especulador sin escrúpulos que no solo no da trabajo ni crea riqueza, sino que además se aprovecha del trabajo de los pobres trabajadores, sobre todo los inmigrantes para su lucro personal, rozando el límite de la delincuencia en muchos casos. Menos mal que papá estado está regulando los mercados poco a poco, y los mercados que no puede regular, los deja en manos de oligopolios amigos, aunque de esta manera esté convirtiendo el tejido industrial de este país, basado en las pymes, en un desierto económico.

Además, se está produciendo una discriminación positiva hacia esas minorías, de manera que ahora, ser varón, heterosexual, casado por la iglesia, con hijos, tener coche potente, ser fumador, tomar alguna cerveza de vez en cuando, y ser empresario te hace ya ser sospechoso de ser delincuente.

Ya solo nos queda gritar como el Wallage ese de Braveheart... ¡¡¡¡LIBERTAD!!!!

Pero es difícil hacerlo sin que algún gilipollas te encasille entre los libegales seguidores de Fedeguico, los ultras de cabezas rapadas y algún otro grupúsculo similar. Es difícil salir de lo políticamente correcto, siendo de izquierdas, sin que te encasillen...